lunes, 18 de enero de 2010

SIMBOLOGÍA EN LA ANTIGÜEDAD MESOPOTÁMICA


UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

ESCUELA DE HISTORIA

SEMINARIO DE HISTORIA DE LAS RELIGIONES

PROFESOR RODRIGO FERNANDEZ

SIMBOLOGIA DE LOS DIOSES, DEMONIOS Y OTRAS FIGURAS RELIGIOSAS DE LA ANTIGÜEDAD EN MESOPOTAMIA

ANTONIO HERRERA BETANCOURT


Caracas, 15 de enero del 2010

RESUMEN

Los símbolos son el lenguaje de los mitos, que a su vez, representan el origen de las religiones. En Mesopotamia, la religión politeísta existió por muchos siglos a través de los mitos y los símbolos, estos fueron recogidos por la historia y ahora representan una fuente indispensable en el estudio de las religiones de la antigüedad. El estudio de la simbología mesopotámica a través de imágenes de antiguos dioses, demonios y otras figuras religiosas nos ayuda a tener un somero conocimiento de las mentalidades y también a conocer parte de la inmensa fuente de cultura material y espiritual que a través de 5 milenios la civilización más antigua de la historia humana nos ha dejado.

INTRODUCCIÓN

“La historia comienza en el próximo oriente”, esta es la frase en que la mayoría (por no decir todos) de los historiadores concuerdan al hablar de la historia de las civilizaciones humanas. Es posible que la cuna de la humanidad se encuentre en otro lado, pero todo el conglomerado de experiencia material y espiritual, traspasada de generación en generación por más de cinco mil años y recogida y excavada por eso que llamamos historia, encuentra su génesis en una tierra de una fertilidad extraordinaria, enmarcada entre dos grandes ríos, el Tigris y el Éufrates, llamada por los griegos Mesopotamia (tierra entre ríos).

No es casualidad que las primeras civilizaciones humanas se formasen en esta zona, precisamente son estas características de la tierra las que provocan un relativamente rápido desarrollo de las sociedades en lo político y económico. Primero, la gran lucha de la humanidad por convertir esas tierras fértiles pero pantanosas e inhóspitas en sitios habitables y fecundos provocó el proceso de sedentarización de los grupos humanos y su consecuente crecimiento demográfico, y segundo, este mismo crecimiento de la población a raíz de cada vez mayores y más forzosos trabajos en la tierra hizo que apareciera un tipo de organización de la población que requiera de un jefe y una burocracia altamente organizada y con esto una marcada jerarquización de la sociedad.

Los símbolos como lenguaje de la religión mesopotámica son el reflejo de esta evolución de la sociedad que comenzó en clanes patriarcales y paso por ciudades- estado hasta llegar a ser “Imperios Mundiales” (Manuel García Pelayo 1969), en donde el hombre, al intentar explicarse la causa o causas de los fenómenos naturales (diluvios, glaciaciones, terremotos, tormentas) y elementos naturales (el sol, la luna, las estrellas o los mares); sólo podía interpretar a la naturaleza hasta donde sus posibilidades le permitieran. De allí que busque darle un sentido divino a todo lo que sus ojos pueden ver como “sobrenatural”.

Es aquí donde comienza lo que la historia reciente denomina politeísmo, religión que cree en la existencia de múltiples dioses. Sin embargo, realmente se puede llamar a las creencias divinas en Mesopotamia el origen del politeísmo? De cualquier manera, la diferencia entre politeísmo y monoteísmo (creencia en un sólo dios) es una cuestión de edades. En las civilizaciones antiguas la creencia en varias deidades es producto de la visión de estos de la naturaleza como gran generadora de vida y de todo lo que existe. Lo que Anu es en Mesopotamia u Horus en Egipto, Zeus en Grecia o Júpiter en Roma, no es más que derivaciones de la naturaleza humanizadas en divinidades, es decir, la naturaleza por encima del hombre.

A través de este pequeño estudio, daremos un esbozo de los aspectos religiosos y culturales en la simbología e iconografía de algunos de los personajes paradigmáticos de la antigüedad en Mesopotamia, y así, obtener un somero conocimiento de su origen y significado.

I

Para estudiar algunos aspectos de la simbología en Mesopotamia, es necesario entender el origen de estos. Como en todas las mitologías, el mito parte de lo primordial y se basa en una idea cosmológica. Los mitos encuentran en los símbolos su forma de expresión, y en la historia oral su fiel mensajera, es por esto que, a medida que pasaron las generaciones, los mitos fueron aumentando hasta llegar a ser numerosos.

El poema babilónico de la creación (Enuma Elish) es el principal de los mitos mesopotámicos por ser el más largo y completo de ellos. Fueron redactados en lenguaje acadio y habla sobre la creación del universo. El poema, escrito en siete tablillas cuneiformes que suman cerca de 1100 versos, se ha reconstruido a partir de los numerosos fragmentos (unos 60) aparecidos sobretodo en Kish, Assur, Sippar y Nínive. En cuanto a la cronología de los fragmentos conservados, enmarcados en el primer milenio a.n.e., los más antiguos pertenecen al siglo IX y los más recientes al siglo II. El Enuma Elish integraba el ritual de la fiesta de año nuevo en Babilonia y se recitaba en dicha festividad el día cuarto del mes de nisan. Al anochecer, el sacerdote, con la mano levantada en honor de Bel, recitaba todo el texto en una especie de ritual sagrado. El propósito de este era instruir al pueblo en la grandeza del dios.

DIOSES MITOLÓGICOS

En la concepción mesopotámica, el mundo cultural (entendido con el conjunto de los actos humanos) y el mundo natural se ajustan a un orden preestablecido por los dioses. Cada creación del hombre y cada acción de la naturaleza en realidad son acontecimientos que dependen de la voluntad divina, designios preestablecidos y deseos que determinan el orden y garantizan la justicia universal y social. En este sentido los dioses representan la simbología por excelencia de la mitología mesopotámica.

El primer dios de los mesopotámicos es Anu, el más antiguo y supremo de los dioses sumerios, lo denominan “rey de los dioses”, pero por ser un dios tan antiguo no se guardan interpretaciones iconográficas que lo definan. No obstante, era concebido como soberano humano, con esposa e hijos, su emblema era la tiara con cuernos, emblema que otras divinidades también usaron.

Otro de los dioses primordiales de Mesopotamia es Gilgamesh, figura mítica que ha dado origen al primer poema épico que ha llegado hasta nosotros. En la epopeya de Gilgamesh se narran las aventuras de un antiquísimo rey de Uruk, que busca afanosamente la planta de la vida para alcanzar la inmortalidad y dársela a la humanidad. Esta obra se cree que fue escrita a mediados del III milenio a.n.e.

Relieve de Héroe con león pequeño, período de Sargón II (722-705 a.n.e) Museo de Louvre. París.

Esta figura de Gilgamesh es muy típica de héroe mesopotámico. La barba se ajusta a los cánones de expresión formal que vemos en las figuras de los reyes neoasirios. Los rizos están esculpidos en un altorrelieve que confiere un gran volumen a la barba y la cabellera, que reposa, abundante sobre los hombros del héroe. Los detalles anatómicos de la pierna se reproducen con incisiones que dibujan los músculos. El vestido largo, abierto y orlado sobre la falda corta recuerda la indumentaria que aparece en las representaciones del soberano neoasirio. Se desconoce el significado preciso de esta representación, pero posiblemente guarde una relación directa con repertorios figurativos mucho más antiguos que confluyeron en el repertorio iconográfico neoasirio y ensalzan el triunfo de la realeza sobre las fuerzas negativas del caos.





Impronta de cilindrosello de la época neosumeria (siglo XXI a.n.e). Museo Arqueológico Nacional de Teherán.

Esta imagen nos muestra un esquema figurativo que divide el campo de la representación en tres partes definidas: la figura del que recibe, el grupo del fiel que avanza, generalmente introducido por una diosa, y la porción dedicada a la escritura que suele mencionar al dueño del sello.

La figura que está sentada representa a un dios, reconocible por la tiara de cuernos y la asociación con el cisne, que sustituye al trono (más canónico), con larga falda de volantes de lana, recibe al fiel levantando su mano derecha. La segunda figura representa un dios menor, con tiara de cuernos y vestido largo rayado, que introduce al fiel ante la divinidad. La tercera figura es El fiel, con la cabeza rasurada y un vestido largo, es introducido ante el dios mayor por un dios menor. La inscripción dice: “Ibtae, hijo de (nombre no identificado)”(Ascalone 2006). Para ese momento la tiara con cuernos era una indumentaria solamente atribuida a los dioses.

Detalle del busto de la diosa del agua que mana. Museo Arqueológico Nacional Alepo.

Esta otra imagen está representada por Enki o Ea (Acadia) el dios del océano primordial y subterráneo que rodea la tierra. También se asocia a fórmulas mágicas y encantamientos contra demonios, pero sobretodo se suele presentar como el dios que conoce, el dios sabio de las artes y la civilización. En esta imagen podemos observar ciertos aspectos que nos permiten asegurar que se trata de una deidad. Aunque ya no estén, los ojos estaban hechos con piedras semipreciosas encajadas en las cavidades. La tiara cornuda es símbolo de divinidad. Collar de seis vueltas más grandes en la parte inferior. Con un vestido decorado con incisiones onduladas y peces, sujeta una vasija globular por la que brotaba agua a través de un conducto interno, posiblemente aludiendo a la fertilidad y a la prosperidad.

Otro de los grandes aspectos referentes a la simbología mesopotámica es la importancia que les dan a los dioses de la economía. Para los orientales, la mitología se ha basado en el triunfo de los héroes frente a la naturaleza, por eso, el culto a la fertilidad y al ciclo de la vida, aparte de tener connotaciones humanas, se refiere principalmente a la fertilidad de la tierra y a los ciclos de las cosechas. Para la religión mesopotámica, Dumizi es el dios que mejor representa la eterna conflictividad de la naturaleza. Es el dios del riego, del cultivo y del renacimiento de los campos. La mitología sumeria lo identifica como dios de ultratumba que todos los años renace para aparearse con la diosa Inanna, una unión que fertiliza los campos y propicia las cosechas.

Macho cabrío empinado sobre una planta con rosetas, procedente de Ur, tumba de pozo del cementerio real de la primera dinastía de Ur, 2400 – 2350 a.n.u. British Museum, Londres.

En esta imagen podemos observar al dios de la fertilidad para los sumerios. El macho cabrío suele asociarse con Dumizi, que en algunos momentos del año sale de los infiernos, donde está confinado, y se una a Inanna para dar fertilidad a los campos y prosperidad a Sumer. El macho cabrío empinado sobre un arbusto con flores abiertas es un soporte, como puede apreciarse por el final de la barra que se asoma detrás del animal. Probablemente para colocar un recipiente ritual. La planta podría representar la vida y simbolizar la vida futura del difunto.



DEMONIOS

También, aparte de la simbología de los mitos de los héroes, existen muchas representaciones de los demonios. Para el hombre mesopotámico los demonios eran seres pertenecientes a otro mundo, con funciones a menudo desdibujadas, mal definidas, pero siempre negativas. En el origen del mundo eran prisioneros del gran dios Anu, que sólo los usaba como mensajeros o como instrumentos para desatar su ira con venganza y castigos. Después consiguieron librarse de la sujeción del gran dios celestial atacando el disco luminoso de la luna y causando eclipses y las tinieblas en las que viven.

Cabeza de Humbaba, período paleobabilonio (siglos XVIII – XVII a.n.e). Museo Nacional de Irak, Bagdag.

En esta imagen observamos a una figura con un aspecto un tanto negroide, muy diferente de los antes expuestos. Humbaba fue el ser monstruoso contra el que se enfrentaron Gilgamesh y Enkidu en uno de los episodios narrados en la epopeya de Gilgamesh. Se cree que la figura de Humbaba tenía un valor apotropaico, es decir, que se usaba para alejar un influjo mágico maligno.






Amuleto del demonio Pazuzu, período neobabilonio (siglo VI a.n.e) Museo de Louvre, París.

En esta imagen demoníaca, muy común a partir del siglo VI a.n.e, a las estatuillas de bronce se añaden otros amuletos con la cabeza gesticulante del demonio. Las cuatro alas son propias tanto de los seres demoníacos como de los genios alados que custodian y vigilan los aposentos privados del rey neoasirio.










AUTORIDADES RELIGIOSAS

No solo dioses y demonios tienes un lugar dentro de la mitología y la simbología mesopotámica, también existen las llamadas autoridades religiosas, figuras ligadas totalmente a la labor en los templos como administradores, interpretadores de sueños o simplemente cocineros. Pero es que el templo en Mesopotamia es el sitio más importante de su cultura. No sólo es la casa de los dioses, también funciona como gran centro burocrático político-administrativo en donde sólo trabajan los elegidos por el rey (patesi).

La función del templo y de sus funcionarios siempre fue crucial para el desarrollo económico, social e intelectual de las sociedades preclásicas del Oriente Próximo antiguo. Aunque la religiosidad condicionó los órganos sociales y las relaciones de un grupo de hombres desde las primeras formaciones de aldeas, hasta la segunda mitad del IV milenio a.n.e. hay pruebas consistentes de un centro religiosos que concentraba los recursos económicos y políticos de una sociedad humana, disponiendo de ellos con una organización basada en modelos políticos de centralización y reparto posterior.

Estatua de Ebih-il de Mari, templo de Ishtar, siglos XXVI – XXV a.n.e. Museo de Louver, París.

Esta imagen es una viva ofrenda de la simbología clásica que representa la clase sacerdotal en la antigua Mesopotamia. Ebih-il era un alto intendente del templo de Ishtar de Mari, como indica su larga barba y su cabeza completamente rasurada, según las costumbres sacerdotales de la época. La falda de mechones de lana, gruesa y redondeada nos refleja un alto sentido de lo estético en conjunto con el uso de piedras semipreciosas por ojos.

Así pues, a través de estos ensayos sobre la simbología e iconografía de la religión mesopotámica, podemos tener un somero esbozo sobre lo que representan estas figuras y su importancia en la vida espiritual de las poblaciones de esta región. A pesar de que para un completo estudio de los aspectos simbólicos importantes de la religión de Mesopotamia hace falta el análisis de muchos otros símbolos que este trabajo no ha tocado, como la gran presencia de figuras religiosas en los famosos imperios mundiales (Acadio, Asirio, Babilonio) a través de grandes personajes como Lugalsagizi, Hammurabí, Sargón II, Senaquerib, o el estudio del significado religioso de la escritura cuneiforme que podría dar pie para un trabajo monumental; no dudamos que esta es una buena oportunidad para tener un primer acercamiento a la cultura y religiosidad de estas sociedades antiguas.

CONCLUSION

Las sociedades antiguas, basadas en un orden cosmológico jerarquizado que responde a un origen mitológico traspasado cuidadosamente mediante símbolos a través de las generaciones, usan la religión como respuesta a los hechos que para ellos son trascendentes, de tal manera que, hace unos 4500 años el numero de cosas anormales que ellos podían ver era catalogado como divinidad y luego “exaltado” al panteón de los dioses con un nombre, un aspecto antropomórfico y un símbolo.

Por este motivo, en la antigüedad no se puede hablar de religión bajo el término en que hoy la consideramos (conjunto de dogmas que representan una doctrina religiosa basada en argumentos teológicos) sino más bien de prácticas religiosas, llevadas a cabo desde los primeros tiempos y que precisamente emulan y realizan los que en mucho tiempo hicieron los dioses (la atemporalidad del rito). Los rituales monoteístas de la actualidad también son una emulación de los tiempos primigenios, pero a diferencia de los antiguos, estos están basados en dogmas impuestos en la creencia de un ser supremo creador de toda la naturaleza y dios de todo lo visible e invisible, es decir, el hombre por encima de la naturaleza.

REFERENCIAS

· Ascalone. E. (2005). Mesopotamia: Asirios, sumerios y babilonios. Milán. Electa.

· García Pelayo, M. (1969). Las formas políticas delcercano oriente. Caracas. Monte Ávila Editores.

· Garraty, J & Gay, P. (1981). El Mundo Antiguo. Barcelona. Editorial Bruguera.

· Hurtado Leña, M. (2006). Introducción a la Historia Antigua. Caracas: Fondo editorial de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela.

· Stevens, A. (1998). Ariadne´s Clue: A guide to the symbols of humankind. New Jersey. Princeton University Press.

RECURSOS ELECTRÓNICOS

· Azara, P. Arte y mito en Mesopotamia. Recuperado el 14 de enero en: http://www.upf.edu/iuc/jornades/art-mite/ponencia_mesopotamia.pdf

· Blázquez, J. (2001). Mitos de creación en Mesopotamia. Recuperado el 13 de enero del 2010 en: http://www.mistareas.com.ve/Tesis/guia-apa.pdf

· Demange, F. Cylinder Sealof Ibni-Sharrum. Recuperado el 15 de enero del 2010, de http://www.louvre.fr

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