miércoles, 27 de enero de 2010

Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades y Educación
Escuela de Historia
Los Seres Sobrenaturales en las Religiones
Shinto, Germánica y en el Islam


Profesor: Rodrigo Fernández
Estudiante: María del C. Louzan
Introducción
Los seres sobrenaturales forman parte de las creencias de la mayoría de las personas, existe gran variedad de religiones que abarcan una rica rama de ellos. En este trabajo vamos a conocer los tipos que encontramos en tres religiones totalmente diferentes, la primera de ellas, es la religión del Shinto (El camino de los Dioses), originaria de Japón. Esta religión puede definirse como animista naturalista, en la cual sus seguidores veneran las deidades del cielo y de la tierra, a sus antepasados, además de objetos y elementos del mundo natural. A toda esa combinación de divinidades ellos las denominan Kami, de los cuales los seres humanos son hijos, por lo tanto deben vivir en armonía con ellos para lograr el máximo bienestar. La diosa principal en la religión del Shinto es Amaterasu, (La Diosa Sol), de la cual consideran descendientes a los emperadores que han gobernado al Japón, a ella le siguen toda una cantidad de divinidades, cada uno con una función distinta dentro de la cultura japonesa.
En segundo lugar estudiaremos la religión Germánica, la cual comprendía un panteón de diversas deidades representadas en forma humana. Tenían dos estirpes de dioses, la primera habitaba en los cielos es conocida con el nombre de Ases, cuya característica principal era la de ser una raza de guerreros, con grandes virtudes bélicas, destacando como deidades de mayor importancia Odín, Thor y Loki, entre otros. La segunda raza de dioses eran los Vanes, que se caracterizaban por ser más bien pacíficos y benévolos, eran los dioses de los campos, los vientos, los bosques y las fuerzas naturales. Los dioses germánicos poseen unas características muy especiales, entre ellas destaca el hecho de que no eran inmortales y además se encontraban sujetos al destino. Además de los dioses, en esta religión destacan otros seres sobrenaturales como espíritus, elfos, enanos, valquirias, las nornas y los gigantes, cuyas características veremos más adelante.
Por último, tenemos la religión de Islam donde Alá es el Dios único y verdadero, es todopoderoso y creador de universo, por lo tanto nada tiene derecho a ser adorado sino Él. Muhammad o Mahoma, es su mensajero, quien recibió los versos del Corán del ángel Gabriel, esta afirmación es la que le da el carácter monoteísta.
La religión musulmana tiene creencias en seres sobrenaturales como los ángeles y los yinn o genios, pero enfatizan el hecho de que ambos fueron creados por Dios, para rendirle culto. Los ángeles creados de la luz, totalmente dedicados al servicio de Dios o Alá, por cuya orden realizan diversas tareas en el mundo, los yinn por su parte al igual que los humanos gozan de libre albedrío, fueron creados del fuego y pueden en ocasiones realizar buenas acciones, aunque generalmente, están calificados como seres peligrosos a los cuales los seres humanos deben evitar.
De esta forma, en el trabajo que se presenta a continuación se explican las características esenciales de los seres sobrenaturales en los cuales las tres religiones mencionadas tienen asentadas sus creencias.

Los Seres Sobrenaturales en el Shinto
El shinto está considerada como la religión originaria de Japón, un culto de uso popular que puede ser descrito como animismo naturalista, tiene sus raíces en las creencias de los antiguos japoneses, quienes creían en el sol como una diosa, llamada Amaterasu, e igualmente el dios de la luna y otros similares, de la misma forma que en la mitología griega, en la que casi todos los entes y fenómenos de la naturaleza se identificaban o atribuían a deidades o semideidades específicas. El shinto es frecuentemente traducible como “el camino de dios” . Afirma la existencia de divinidades a las que llaman Kami, que pueden encontrarse en la naturaleza o en niveles superiores de existencia. En el sintoísmo los seres humanos tienen una existencia divina ya que son hijos de los Kami, por lo cual se debe vivir en armonía con ellos, para así poder disfrutar de su protección y aprobación.
Al irse formando las comunidades, el sintoísmo se desarrolló en localidades religiosas o capillas, con un dios local guardián, de una forma parecida a la de los santos patrones de los cristianos. Los antiguos textos japoneses se refieren a las “ochocientas miríadas de los dioses”, con lo cual queda demostrado que cada región, ciudad o aldea, y hasta el más oscuro habitante, poseen su Kami local, con su cortejo de dioses subalternos. Además, cualquier objeto cuya edad exceda lo ordinario, por ejemplo, una roca, un árbol centenario, etc., es venerado como un Kami. Actualmente en el Japón moderno se pueden ver grandes templos y capillas sintoicas con el toru, que es la típica puerta que precede al santuario, incluso en los bosques y montañas el viajero se encuentra a menudo con pequeños recintos religiosos llamados kokora, dedicados a un Kami local, a una enorme piedra o un viejísimo tronco .
La gente se hacía devota de sus héroes y de los líderes ancestrales de los clanes, el mito del origen divino de la familia imperial surge de esta forma, siendo así, que se constituye en la base fundamental del sintoísmo. Estos mitos se han conservado gracias a la tradición oral por medio de una corporación llamada los Katari-be o “recitadores”, cuya función consistía en declamar las antiguas leyendas durante las grandes fiestas sintoístas. Los investigadores japoneses creen que estaban en estrecha conexión con los sacerdotes y sacerdotisas, que poseídos por espíritus divinos, narraban durante la ceremonia religiosa las remotas leyendas referentes a los dioses, la tribu o el territorio.
Los Kami; los japoneses divinizaron la fuerzas de la naturaleza y les rindieron culto con el nombre de Kami. Las montañas elevadas, los árboles antiguos y frondosos, los ríos, eran para ellos Kami, ni mucho más ni mucho menos que los hombres. La palabra Kami significa seres colocados en lo alto, para ser venerados, se caracterizan con el adjetivo chi-hayaburu, que se traduce poderoso.
El autor Félix Guirand, habla sobre ellos de la siguiente forma:
Los dioses de la mitología japonesa tienen un cuerpo parecido al de los seres humanos, a quienes se asemejan igualmente en sus cualidades y defectos. Los mitos explican sin rebozo actos de los dioses que los traductores ingleses prefieren dar en versión latina. Las tradiciones cuentan que las divinidades tienen dos almas: una suave (nigi-mi-tama), y otra, violenta (ara-mi-tama), y el Kami de acuerdo con la una o con la otra. Además, puede darse el caso de que el alma abandone el cuerpo y se manifieste en un objeto. Sin embargo, los Kami japoneses no son omniscientes. Los que están en los cielos no saben lo que pasa en la tierra, y se ven precisados a enviar mensajeros para para informarse y a recurrir a la adivinación para prever el porvenir. Los dioses pueden hacer el bien o el mal, pero entre ellos no hay un Kami que sea esencialmente malo.
Sin embargo, se refiere a un mito sobre el dios Izanagi, en el cual este no pudiendo consolarse por la muerte de su esposa la diosa Izanami, bajó a los infiernos adonde fue a reunírsele, pero esta se negó a regresar con él. Al volver a la tierra procedente de la morada de ultratumba lavó aquí sus manchas, y fue así como nació del barro infernal la divinidad de las múltiples calamidades, Yaso-Maga-Tsu-Hi, pero luego creó el dios reparador Kamu-Nahobi. Lo maligno habita bajo la tierra en los infiernos, estos demonios son símbolo de las diferentes epidemias, enfermedades y calamidades que azotaron a los japoneses, pero todos estos males no son más poderosos que los Kami, quienes por medio de sus poderes mágicos pueden combatirlos o impedir su salida de su mundo subterráneo.
Los Kami se dividen en dioses del cielo llamados Ama Tsu Kami y dioses de la tierra llamados Kuni Tsu Kami. Los de la tierra son más numerosos y habitan en las islas del Japón. Algunas divinidades terrestres suben al Cielo, o por el contrario las celestes bajan a la Tierra. El Cielo, es llamado Ama y es un lugar accesible, con un paisaje igual al de Japón, además lo recorre un río celeste llamado Ama no Gawa.
Según la mitología japonesa la tierra estaba unida al cielo por un puente llamado Ama no Hashidate, el cual dejaba a los dioses subir y bajar, pero cierto día, mientras los dioses dormían, este cayó al mar. Es así como tuvo origen el istmo alargado al oeste de Kyoto.
En el interior de la tierra está la morada de los muertos, llamada de diferentes formas, “país de la tinieblas” (Yomo Tsu Kuni), “país de las raíces” (Ne No Kuni), o “país profundo” (Soko No Kuni). A los infiernos se puede penetrar de dos formas, la primera es una pendiente muy sinuosa, que comienza en la provincia de Izumo y termina bajo la tierra, y la segunda es un abismo sin fondo en el que se precipitan todas las aguas, esta junto al mar y en el día de la purificación suprema, irán allá junto a esta agua, todos los pecados y manchas. En este lugar se levantan los palacios y cabañas donde habitan los demonios, masculinos y femeninos, a estos últimos se las llama shiko-me que quiere decir mujeres feas o hisa-me, mujeres de fruncido entrecejo.
La mitología japonesa no ha transmitido mucho acerca de las antiguas creencias sobre la muerte, según algunos investigadores probablemente los sintoístas le tuviesen pánico a todo lo concerniente a este tema.
Entre las principales divinidades encontramos las siguientes:
Amaterasu, la Diosa del Sol: sobre la gran cantidad de divinidades en el shinto, la de mayor importancia es la diosa del Sol, Amaterasu, quien nació del ojo izquierdo del Izanagi cuando este se lo lavaba al regresar de los infiernos, es adorada no como un astro sino como una divinidad espiritual, como ascendiente de la familia imperial. De igual forma, los japoneses también le rinden culto al Sol, que le proporciona calor, y las ofrece los beneficios de la buena cosecha. En su templo principal en Ise, se guarda el espejo sagrado, que es el shintai de la divinidad, objeto por el cual la divinidad penetra para estar presente en las ceremonias del culto o para oír las súplicas que se le hacen. También en este recinto pueden observarse gran cantidad de gallos, los cuales como anuncian la aurora, son considerados aves consagradas al Sol. Antiguamente un cuervo de varias patas llamado Yata Garasu, era venerado como mensajero de Amaterasu, cuyo reino esta en las altas llanuras celestes y debe informarse por medio de intermediarios sobre lo que ocurre en la tierra. Los mares y el reino subterráneo están fuera de sus dominios.
Tsuki-Yomi, Dios de la Luna: según el mito, Izanagi fue quien, al lavarse el ojo derecho, cuando regresaba del infierno dio vida al dios de la luna. Esta divinidad es masculina, por ello en los antiguos poemas de la antología Manyoshu se agrega la palabra Otoko, que quiere decir hombre. En sus santuarios hay un espejo, que es el shintai del dios y el instrumento por medio del que puede manifestarse.
Divinidades de la Tormenta y el Fuego: Susanoo aparece en la totalidad de los mitos como el dios de la Tormenta y del Trueno, y en estrecha vinculación a los mitos agrarios. Los antiguos textos mencionan también las divinidades del Trueno en ocasión de la muerte de Izanami. Según cuenta el mito el cadáver fue guardado por ocho truenos, que se lanzaron luego en persecución de Izanagi, cuando este fue a los infiernos en busca de su esposa. Otras divinidades consideradas dioses del Trueno son Take-Mikazuchi, Ajizuki Takahikone. El dios del Trueno, Kami-Nari, es muy venerado y recibe culto en muchos santuarios. En los templos consagrados a Kami Nari, un sable ocupa el lugar del espejo shintai, y probablemente es el símbolo del rayo.
Divinidades de la Lluvia: la lluvia tiene divinidades particulares, Taka-Okami y Kura-Okami que tienen su residencia en las montañas, este último puede hacer nevar. El dios Taki-Tsu-Hiko, es una roca, en época de sequía se le dirigen súplicas y envía lluvia.
Divinidades de los Vientos: Según cuenta el mito, del aliento de Izanagi nació el dios del viento, Shina Tsu Hiko y para disipar la bruma que cubría al país, creó a la diosa Shinato-be. Son mencionados en un encantamiento llamado Norito por medio del cual, se dice que el dios del Viento llena el vacío entre la tierra y el cielo y sostiene a éste. Hay otra pareja de dioses de los Vientos, Tatsuta Hiko y Tatsuta Hime, se les hacían súplicas para una buena cosecha.
Divinidades de las Montañas: En Japón, las montañas son consideradas divinidades. El dios principal es O-Yama-Tsu-Mi, señor de las montañas, cuyo nacimiento ocurrió cuando el dios Izanagi cortó en cinco pedazos al dios del Fuego. La segunda divinidad es Yama-Tsu-Mi, el dios de las pendientes montañas, la tercera divinidad, Ha-Yama-Tsu-mi, el dios de las laderas inferiores, la cuarta Masaka-Yama-Tsu-mi, el dios de la pendiente abrupta y la quinta Shi-Yama-Tsu-mi, el dios del pié de la montaña. En Kojiki , se menciona una pareja de divinidades de los minerales de la montaña, llamadas Kana-Yama-kiko y Kana-Yana-Hime. Además el dios de las Laderas Montuosas, Saka-no-Mi-Wo-no-Kami.
Divinidades de los Ríos: los dioses de los ríos se denominan Kawa-no-Kami, río de dios. Los ríos conocidos tienen su divinidad particular, que son muy veneradas a causa de las inundaciones. El enano de Kappa, fue creado debido a la frecuencia en que las personas se ahogaban en los ríos, a él, se le atribuía la facultad de atraer al fondo de las aguas con medios mágicos. El dios de las Desembocaduras es llamado Minato-no-Kami. Las fuentes y los pozos también tenían sus dioses, el dios de los Pozos se llamaba Mii-no-Kami, el hace brotar el agua de la tierra.
Divinidades del Mar: las divinidades del mar son varias, la más importante es O-Wata-Tsu El Dios del Fuego: se le llama Kagu-Zuchi, pero en los encantamientos en invocado como Ho-Musibi, el que suscita el fuego. Los japoneses sienten temor por esta divinidad, pues los incendios producidos en épocas en que el viento sopla fuerte, destruyen fácilmente las casas de madera.
Los Dioses del Camino: el dios de la encrucijada es Chimatano-Kami, el dios de los Caminos infinitos Yachimata-hiko, acompañado de su pareja femenina, Yachimata-hime, el dios del lugar al que no hay que ir, Kunado, el del lugar que no hay que transgredir, Funado. Estas divinidades se denominan Sae-no-Kami, los dioses que alejan las desgracias, o Dosojin, los antepasados de los caminos, y tienen la misión de proteger a los hombres de los malvados dioses del infierno.
Divinidades Agrestes: el Kojiki ya citado anteriormente hace referencia a la princesa de las hierbas, Kaya-Un-Hime, divinidad de los campos y de las praderas y se conoce con el nombre de Un-Zuchi, mientras que otros textos citan a los dioses de los troncos de los árboles, Kuku-no-chi y a un dios que protege las hojas, Ha –Mori.
Divinidades de las Piedras y de las Peñas: el gran dios de la roca es Oiwa Daimyojin, “(…) muchas divinidades sintoicas tienen piedras como Shintai. Citemos la que según la leyenda llevó la emperatriz Yingo (170-269 de nuestra Era) sobre el vientre para aplazar el alumbramiento, porque a la sazón se encontraba al frente de una expedición militar en Corea. Dicha piedra recibió luego culto, e invocaban su ayuda las mujeres en la hora del parto (…). La tierra y tiene su diosa llamada Hani-Yasu-no-Kami.
La Diosa de los Alimentos: Uke-Mochi-No-Kami la que posee los alimentos, Waka-Uka-Nome, la doncella del alimento, Toyo-Uke-Bime, la princesa del alimento abundante.
El Dios del Arroz: llamado Inari, vinculado a Uke-Mochi, aunque su culto se halla mucho más difundido hasta el punto que sus santuarios son numerosos, con sus toru rojos. El pueblo imagina al dios Inari como un viejo barbudo, de pié sobre un saco de arroz y con un zorro a cada lado, como sus mensajeros. Aunque el pueblo ha terminado confundiendo a Inari con los zorros y ha terminado venerando ha dicho animal como divinidad del Arroz. Es considerado como dios de la Prosperidad en todas sus formas. Antiguamente era visto como el dios de los herreros que fabricaban sables.
Divinidades del Hogar: para los sintoístas el hogar está bajo la protección de varias divinidades. Está el dios de la Puerta principal y una pareja de la Cocina, llamados Oki-Tsu-Hiko y Oki-Tsu-Hime. La cocina imperial tiene su propio dios. El dios del Horno, Kamadono-Kami, también es venerado en todos los hogares. Antiguamente al dios de los Calderos le dedicaban unas fiestas especiales, organizadas por los artesanos que se servían de estos utensilios. El dios de las Letrinas inspiraba gran respeto y temor, pues entre los japoneses se creía que las divinidades malignas se instalaban en los sitios insanos y desde allí enviaban a los mortales peligrosos padecimientos.
Héroes Divinizados: No solo las divinidades mitológicas son consideradas Kami, sino también los personajes históricos. Esta tendencia no es muy antigua, según los textos es a partir del siglo IX, que empiezan a dirigir plegarias al emperador muerto, para obtener los beneficios de la lluvia o evitar una desgracia, presentándole ofrendas como si se tratara de un Kami. De esos emperadores deificados también había a quienes se les levantaron templos para aplacar su ira y el deseo de venganza por los sufrimientos que tuvieron en vida. También algunos hombres de Estado pasaron a ser dioses y fueron honrados con templos.

Los Seres Sobrenaturales en la Religión Germánica
La religión Germánica es aquella a la que se le conoce como la precristiana que dominó a las orillas de los ríos Rin, Vístula y Danubio. Con un cúmulo de creencias donde no había revelaciones divinas a los mortales ni poseía un libro sagrado de forma tal que sus historias fueron transmitidas oralmente en forma de poesía.
En la antigüedad germánica encontramos gran cantidad de divinidades, consideradas como personas, que más o menos relacionadas, están en el punto central del culto, la forma más común de llamarlas es “Gott”. Al principio cuando se tributaba adoración a los objetos llenos de fuerza, esta palabra pudo haber significado el amuleto protector, después la imagen de los dioses, de donde pasó a designar al ser que vive en ella. Sin embargo, en las fuentes germánicas se hayan otras denominaciones para designar a los dioses, la más usada es Aesir, o Ases, que parece haber significado primitivamente a los muertos que eran honrados a través de ofrendas y luego haber pasado a significar los dioses .
Los dioses germánicos fueron concebidos como hombres de naturaleza superior, que al igual que ellos eran mortales y estaban sometidos a los designios del destino. Tres de ellos fueron objetos de culto en los países germanos. Wodan a quien los germanos conocen como Odín. En segundo lugar Donar o Thor, y Tyr, estos tres dioses corresponden a la estirpe de los Ases. Había una segunda raza divina, los Vanes, de los cuales el más conocido fue Freyr. Concebido como un pueblo de guerreros, casi todos los dioses germánicos se destacan por sus virtudes bélicas, incluyendo a las diosas quienes a pesar de ser de un número reducido, se muestran llegado el caso, como temibles combatientes.
Las características de los dioses germánicos son descritas por Eugene Mogk, en su texto sobre la mitología nórdica de la siguiente manera:
Los dioses aparecen todos sólo como hombres sublimados. Ni son inmortales ni omnipotentes; su
poder puede ser ayudado o renovado por la acción humana; comen y beben, tienen pasiones como los hombres, pueden irritarse o mostrarse afables y, por tanto, puede obtenerse su favor por medio de dones. Su aspecto exterior es también igual al de los hombres; solamente se suele hacer resaltar en él ciertas cualidades de su ser. Unas veces van a pie, otras a caballo, otras en un vehículo como los hombres. En general son benévolos para con los hombres y hasta los ayudan con su consejo y acción, la esfera de su actividad no es siempre la misma , sino que muchas veces se extiende y penetra la de unos dioses en la de otros, los cuales, entonces, aparecen como sobrenombres de aquéllos. Esto sucede especialmente con el nórdico Odín. A veces, de las antiguas divinidades se desgajan otras nuevas; así los hijos de Tor, que primitivamente no eran sino cualidades de este dios .
Entre las principales divinidades y seres sobrenaturales podemos mencionar los siguientes:
Wodan-Odín: antes de convertirse en una divinidad todopoderosa, Wodan fue un dios secundario, un espíritu de la tempestad. Poco a poco reemplazó en la veneración, a Tiuz, dios del cielo, y más tarde a Donar-Thor, dios de las tempestades. Los germanos veneraban al dios Mercurio, que no era otra cosa sino la traducción latina del germánico Wodan, antiguo nórdico Odín. El día romano dies Mercurii (Miércoles), se tradujo Wodanes-tac (antiguo nórdico Odindagr, inglés Wednesday) . Era ante todo el jefe del ejército de los muertos o ejército furioso (Wuotes), y el dios del viento. Más tarde, pasó a encarnar al dios del heroísmo y la victoria, que resuelve desde las alturas cuanto concierne al destino de los hombres. Es el dios de la guerra y de la inteligencia, de figura hermosa, de habla elocuente, considerado también dios de la poesía. Puede adoptar cualquier forma, de pez, ave, toro, serpiente o monstruo. Cuando se dispone a entrar en combate su presencia inmoviliza a sus enemigos y los deja sordos y ciegos. A este dios le corresponde establecer las leyes que regulan las sociedades humanas.
Como los muertos, posee el don profético y puede manifestar a los hombres su porvenir, puede trasladarse a sitios apartados en pocos instantes y saber lo que allí sucede. Odín puede mostrar su poder a los humanos y ejercerlo sobre los elementos y fenómenos naturales, puede apagar fuego, calmar los mares, dirigir los vientos y derramar sobre los hombres dichas o calamidades, debido a esto también se le da el nombre de Gondlir (hechicero) o padre de la magia. Conoce fórmulas mágicas que curan los males, que reducen a la impotencia las armas de sus enemigos y liberan a los cautivos, pueden incluso conquistar el amor de las mujeres. Es lógico, pues, que sea el señor de los signos rúnicos, puesto que de estos caracteres se sirvieron los antepasados de los escandinavos, grabándolos en madera o en piedra, tienen una fuerza y una significación mágica .
Loki: es un espíritu o silfo del fuego, su padre es Farbanti, un gigante de la mitología nórdica, (el que hace fuego cuando golpea), y su madre Laufey (la isla boscosa), el tronco con hojas de donde sale el fuego . Esta figura se encuentra algunas veces unida a los Ases, otras entre el ejército de demonios enemigos de los dioses. Es una creación de la poesía mítica, a quien en ningún caso se le rinde tributo. En el mundo de los dioses a veces los lleva a situaciones de peligro, pero sabe sacarlos debido a su astucia. Es la figura principal en las anécdotas de los dioses y se han transferido a él ideas de las leyendas medievales del diablo.
Donar-Thor: alguno de los pueblos germánicos llegaron a considerarlo como la divinidad más poderosa del panteón. Los antiguos escritores latinos le dan el nombre de Hércules, posteriormente, fue asimilado a Júpiter por los escritores romanos, quienes consagraban a este dios, el día jueves (Jovis dies). Donar- thor era una divinidad que inspiraba miedo. Cuando los truenos sonaban con fuerza, las gentes sencillas creían que era el carro de Donar que corría por la bóveda del cielo. Cuando caía un rayo, creían que él quien arrojaba su centelleante arma. En la imaginación de los germanos primitivos esta arma era un hacha o un gran martillo de piedra que se lanza a la cabeza del enemigo. No solo fue venerado como el dios del trueno, sino además como una divinidad de la guerra, pues los germanos lo invocaban y le cantaban sus glorias al entrar en combate.
Tiuz o Tyr: en la mitología germánica es un dios de la guerra, por lo que los romanos lo asociaron a Marte, y los ingleses se sirvieron de su nombre para formar la palabra Tuesday, que no es más que la transposición latina de la expresión Martis dies. Probablemente los soldados germanos quisieron considerarlo como el protector de las asambleas solemnes del pueblo y de los pequeños grupos de germanos que vivían en el extranjero. La tradición alemana sobre este dios es poca debido a que quedó relegado por la avasalladora personalidad de Donar. Los poetas se ocuparon de vincular a Tyr con la gran familia de divinidades germánicas, unos lo consideraban hijo del gigante Hymir y otros, hijo de Odín. Es descrito como un dios muy bravo y temerario y es quien atribuye la victoria de uno de los bandos en pugna, debido a esto, es recomendable invocarlo antes de marchar al combate.
Heimdall: es una divinidad de la luz, cuyo nombre significa el que lanza claros rayos, que quizá representan la luz de la mañana, el alborear de un nuevo día o probablemente el arco iris.
Balder; su fascinante belleza irradia una especie de resplandor entorno a su figura. Su sabiduría es inigualable, aún por los Ases y basta con verlo y oírlo para amarlo, por lo cual es el favorito de los dioses.
Los Vanes: considerados como divinidades pacíficas y benévolas, en oposición al aspecto guerrero de los Ases. Eran los dioses que dispensaban a los campos, los pastos y los bosques, la luz del sol y la lluvia fecundante. La vida de hombres, plantas y animales, fue multiplicada bajo su protección, gozando de su actividad benéfica, especialmente en primavera y en verano, recibiendo como pródigos dones suyos, la caza, las cosechas y de modo general toda clase de riquezas. De igual forma, eran considerados como los protectores del comercio y de la navegación.
Las Diosas: estuvieron en segundo plano y solo una fue objeto de la adoración general, la llamada Frija, cuyo nombre significa “la bienamada”. Es comparada a su esposo Odín, en sabiduría y dotes adivinatorias. Protege a los matrimonios y concede a los esposos fecundidad, aunque a veces es la primera en transgredir los principios de la fidelidad conyugal. Las diosas son en mayoría eran divinidades locales, veneradas por soldados germánicos al servicio de los romanos.
Espíritus: se creía que las almas de los muertos eran capaces de ejercer un poder mágico, por tal motivo en todo el territorio germánico se les tenía temor y debido a esto, en algunas ocasiones los germanos enterraban a sus muertos a las puertas de sus casa con la esperanza de que estos se convirtieran en los espíritus protectores de sus habitantes y del propio hogar. De la misma forma creían que las almas podían llegar a tener la apariencia corporal que tenían en vida, o la de un animal, para hacer pagar por ultrajes de los cuales habrían sido víctimas en vida. En algunas regiones, de forma contraria, se creía que los espíritus se reunían lejos de las zonas habitadas, con lo cual nació el mito de la “caza salvaje”, donde un ejército de fantasmas, siguen en una frenética carrera, sobre corceles voladores al dios Wodan-Odín, esta cabalgata suele percibirse en las nubes cargadas de tormenta.
Nornas: eran representadas como hilanderas por cuyos dedos pasaba el hilo del destino de cada mortal, la longitud de este, determina la duración de su vida. Asimismo, tenían la capacidad de juzgar la suerte merecida por cada individuo, incluyendo a los dioses, pues éstos, no estaban libres de escapar al destino, cada uno tiene su propio tapiz, el cual no es visible para ellos. Las Nornas eran tres, la primera de ellas se llama Urd, lo que quiere decir “destino”, sus dos compañeras son conocidas como Verdandi “lo presente” y Skuld, “lo por venir”. Las tres Nornas o divinidades del destino, viven al pie del fresno de Yggdrasil, que es el árbol del mundo, un monstruo llamado Nidhogg, roe sus raíces, y cuatro ciervos devoran los brotes de las ramas, sin embargo, no para de crecer, gracias a los cuidados de las Nornas, que los riegan con aguas de la fuente de Mimir, en las aguas de este manantial nadan dos cisnes de los que proceden todos los humanos. El equivalente de las nornas para los griegos eran las Moiras y para los romanos eran las Parcas.
Valquirias: también son consideradas divinidades distribuidoras del destino, pero su poder se limita solo a los guerreros, en el campo de batalla conceden la victoria a unos de los líderes en pugna, designan a los héroes que deben perecer y eligen entre ellos a los que más tarde, en Valhalla , serán admitidos a beber cerveza y el hidromiel en los banquetes de Odín. Además participan personalmente en los combates.
Guinard habla de la descripción que hacen los poetas.
Los poetas suelen presentar a las Valquirias como diosas cubiertas con casco, empuñando una flamígera lanza y montadas sobre aéreos corceles, de cuyas crines caen gotas de rocío en los valles, o granizo sobre los bosques. Pero a veces las representan también con la apariencia de muchachas que llevan plumas de cisne y pueden volar. En rigor, no puede afirmarse que toda muchacha-cisne sea necesariamente una Valquiria, pero si es cierto que toda Valquiria tiene siempre la posibilidad de metamorfearse a en una doncella-cisne. Estos extraños y graciosos seres sienten predilección por las orillas de los lagos o estanques, en el interior de los bosques solitarios, y pueden, a voluntad, desprenderse de su plumaje y recobrar la forma humana (…)
Las Valquirias aparecen en todos los pueblos germánicos, solo en la poesía escandinava se encuentran en el círculo de los dioses y en relación con Odín. Otros pueblos les conceden cierto carácter demoníaco, pues matan a los hombres como las brujas y les tienden lazos especialmente en las batallas.
Elfos y Enanos: la palabra elfo sirve para designar a todo espíritu o demonio que habita en la Naturaleza, en los bosques, en las aguas o en las montañas. Los elfos destacan como seres serviciales, aunque en ocasiones destacan por su malignidad. Durante la época escandinava formaron dos grupos, los álfar de luz, que viven el cielo, y los álfar negros u oscuros, que viven en las tumbas, en los montículos y bajo la tierra. La poesía inglesa lo describe como seres de luz, apacibles y bondadosos, pero los antiguos germanos no podían evocarlos sin sentir cierto temor. Eran imaginados más hermosos y formados que los humanos, aunque de estatura menor. Se organizaban socialmente y obedecían a la autoridad de un rey, al que juraban fidelidad. Sus pasatiempos eran la danza y el juego, actividades que llevaban a cabo durante la noche, ya que temían a luz del sol y huían de las miradas humanas. Según los mitos, si eran sorprendidos por algún mortal mientras bailaban en el claro de un bosque, éste quedaba hechizado por la belleza de los elfos femeninos, y si decidía formar parte de la ronda podría considerarse definitivamente perdido. Los elfos eran seres sutiles y sabios hasta el punto de conocer el por venir.
Los enanos son también de pequeña estatura y habitan en parajes secretos, frecuentemente subterráneos, y poseen una inteligencia y presencia fuera de lo común, pero a diferencia de los elfos se encuentran lejos de ser hermosos y regularmente presentan una deformidad, son jorobados y tienen enormes cabezas, su cara es lívida y enmarcada por una barba larga. Son los poseedores de los tesoros que guarda la tierra, y como tales son hábiles orfebres y herreros incomparables, por lo cual a ellos se les atribuye la fabricación de las armas de los dioses y los objetos de adorno de las diosas.
Elfos de una naturaleza particular son las divinidades que habitan junto a las fuentes y a las aguas de los ríos. Estos espíritus de las aguas de forma regular tomaban la apariencia humana, los más conocidos eran las “nixas” o hablando de género masculino “nix”, que también tomaba el nombre de Wassermann, “el hombre de las aguas”. No les importaba mostrarse a los mortales, lo cual significaba la perdición de éstos. Las nixas eran criaturas de belleza cautivadora, que usaban para enloquecer, lo que las hacía espíritus crueles que disfrutaban causando daño a los hombres. Otros llamados Kobold, se instalaban en los hogares humanos y llegaban a convertirse el los genios tutelares de la familia. Se esforzaban en ser útiles, realizando labores propias de la casa a cambio de leche y restos de comida, la cual nunca la sirvienta debía olvidar, ya que eran seres vengativos y provocaban accidentes domésticos, luego de los cuales podía oírse su risa burlona. Asimismo, en los bosques y en el campo tenían su hogar infinidad de espíritus, que residían en los árboles, tendían a asemejar el aspecto del medio donde se desenvolvían, podían presentar su cuerpo cubierto de vello, como si fuera musgo y el rostro tan lleno de arrugas como la corteza vegetal. Tenían fama de ser muy serviciales, conocían las propiedades curativas de las plantas y podían conjurar con ello los estragos de las epidemias. Los espíritus de los campos eran concebidos con forma de animales.
Gigantes: la única diferencia que se le podría atribuir a los gigantes de los enanos y los elfos es la estatura, pues al igual que ellos se mostraban como seres benéficos o como potencias hostiles. Comúnmente inspiraban temor, y su mal carácter se debe a que a ellos se atribuye los grandes fenómenos de la naturaleza como lo son, los huracanes, las tempestades, los volcanes, los terremotos, etc. Se consideran los seres que primero existieron, incluso antes de los dioses. En su aspecto físico se manifiestan la rudeza y brutalidad de los tiempos en que el mundo surgía lentamente de la nada. El nombre empleado en el territorio escandinavo era el de Troll. Los gigantes aparecen por doquier en la naturaleza. Se dice que recorrían el cielo en las nubes cargadas de tempestad, que causaban el viento y desencadenaban granizadas sobre las mieses de los campos y dejaban oír su voz al retumbar de los truenos por los valles y las montañas. Cuentan los mitos que cuando pasaba una nube azotada por el viento se trataba de un gigante que perseguía a una doncella con el fin de apoderarse de ella, esta es una similitud con Wodan, pero no es casual, pues este, ascendió poco a poco al rango de las divinidades superiores. Otros gigantes tienen su residencia en las agrestes montañas. Los ruidos que se oyen a veces en los desfiladeros, el desprendimiento de los grandes peñascos y las inundaciones de los torrentes, no son más que las manifestaciones de la ira de estos seres. También hay gigantes de mar, siendo su señor Egir.

Los Seres Sobrenaturales en la Religión Islámica
Las bases de la religión islámica están asentadas sobre dos hechos, el primero de ellos es que nada tiene derecho a ser adorado excepto Dios, (la ilaaha Ila-Al-lah), siendo este unos de los aspectos más importantes del Islam, ya que afirma la creencia en el monoteísmo de Dios. Quienes realizan esta declaración se colocan en total sumisión a Dios y se comprometen a rendirle culto y obediencia total. Dios dice en el Corán: “No he creado a los genios ni a los humanos, sino para que rindan culto a mí solo” . El segundo hecho es que Muhammad es el mensajero de Dios (Muhammadam-Rasul-ullad). Desde el inicio de la humanidad Dios, envió mensajeros a cada grupo de personas y naciones, siempre ordenándoles que le rindieran culto y que rechazaran las deidades falsas. Todas estas revelaciones de Alá quedaron plasmadas en el Corán, que es libro sagrado del Islam, y fueron dictadas por Yibril, es decir, al ángel Gabriel, al profeta Muhammad.
Para los musulmanes el nombre de Dios es Alá, todopoderoso y creador del universo, el uso de este nombre implica la pureza de su creencia. Para algunas personas que no pertenecen a la religión, el Dios de Islam es rígido y cruel. Sin embargo, para ellos nada se aleja más de la realidad y consideran a Dios como el más clemente y misericordioso, pera también el más justo, por lo cual los malvados deben ser castigados y los virtuosos recompensados. El Islam rechaza representar a Dios en cualquier forma humana o que Dios sea colocado a favor de individuos o naciones basado en la cantidad de riquezas que posea, poder o raza, para ellos todos los hombres fueron creados iguales, y solo a través de sus buenas acciones pueden ganar el favor de Dios. La vinculación de Dios, con cualquier divinidad es un pecado mortal que no puede ser perdonado. La existencia de Dios es eterna y sus atributos son absolutos. El Corán dice: “Dios es el creador de todo y guardián de todo. Suyas son las llaves de los cielos y la tierra” .
El concepto de que Dios fue encarnado en un cuerpo humano es una blasfemia, en el texto del Corán se manifiesta lo siguiente acerca de las escrituras bíblicas:
¡Oh adeptos de las escrituras! No exageréis en vuestra religión y no digáis de Dios sino la verdad.
Por cierto que el Mesías, Jesús, hijo de María, solamente es el enviado de Dios y su palabra, con que agració a María, y su espíritu procede de Él. Creed pues en Dios y en sus mensajeros, y no digáis: “Tres”. Absteneos de ello y será mejor para vosotros; porque Dios es un dios único.
¡Glorificado sea! ¡Lejos está de tener un hijo!
Con esto queda de manifiesto que en el Islam no hay ningún intercesor, y que ninguna persona, por virtuosa que sea puede ser venerada, ni objeto de ningún tipo de culto.
En el Islam existe la creencia en seres sobrenaturales de creación divina tales como los ángeles (malaika), demonios (sayatin) y genios (yinn). El espacio que les ha sido asignado por Alá, marca su destino e identifica su carácter. Los ángeles son criaturas impecables que pueblan el paraíso, los demonios viven en los infiernos y los genios junto a los hombres habitan la tierra.
Los Ángeles: en la religión musulmana la creencia en los ángeles es muy importante, puesto que fue uno de ellos, Yibril o Yibrail, en castellano Gabriel, quien reveló a Muhammad en el nombre de Alá el libro sagrado del Corán. No son considerados seres divinos, por lo cual no se les puede venerar, estan al servicio de Dios y se someten a su voluntad. Fueron creados de la luz antes que los seres humanos, no tienen necesidad de comer o beber, tampoco pueden procrear, y no tienen libre albedrío, por lo tanto no pueden pecar. En el mundo islámico los ángeles tienen escasa representación, pero en las Escrituras se les describe como seres hermosos con varios pares de alas, aunque generalmente se les representa con un único par, además pueden tomar la forma humana. En el islamismo no hay ángeles caídos, así que Satanás no es uno de ellos sino que es un genio creado por Dios, pero diferente a los seres humanos y a los ángeles.
En la religión musulmana los ángeles tienen diferentes jerarquías, pero estas no son complejas. Hay cuatro ángeles que son los considerados de mayor importancia, en el Islam, el mayor es Yibril o Yibrail (Gabriel), a quien el profeta Muhammad vio en su forma original cuando este le reveló el Corán, es el jefe de todos los ángeles y el mensajero de Dios para todos los profetas . En segundo lugar tenemos Azrail o Azrael, que en las creencias del Islam, es el encargado de que el alma humana abandone el cuerpo, en otras palabras, es el ángel de la muerte , la separación puede ser de una forma suave o violenta dependiendo del comportamiento de la persona en vida. Encontramos también al ángel Mikail o Miguel, que se encarga de que las lluvias y las tormentas caigan en la dirección que Alá desee. El otro ángel es Israfil o Rafael con la misión de tocar la trompeta de la verdad, como señal de la llagada del Día del Juicio, y además es quien introduce las almas en los cuerpos de los que están por nacer. Hay otros ángeles menores entre los que podemos mencionar a Malik, el ángel responsable del Infierno y a Radwan, en el del Paraíso. Rakib y Athid, registran las buenas y malas acciones realizadas por los humanos a lo largo de su existencia, son conocidos como los honorables escribas. Nakir y Munkar, son los encargados de interrogar a las personas cuando mueren acerca de fe. Hay otro cuyo nombre es Charrsk, tenido como el ángel de la luz y de la oscuridad, a su cargo se encuentran otros diecinueve ángeles llamados los Zabaniya, cuya misión es administrar los castigos que deben ser propinados a los condenados al fuego. Los ángeles de la guarda encargados de proteger a los fieles a lo largo de su vida, dormidos o despiertos.
También tenemos ángeles que conforman el ejército celestial de Dios, de pie en filas, nunca se cansan, ocho son los que sostienen su trono, otros inclinados nunca levantan la cabeza siempre adorando a Dios. Para los musulmanes Dios no tiene necesidad de de estas criaturas celestiales, pero su creación es una prueba de su magnificencia.
Los Yinn o genios: fueron creados antes que la humanidad, a diferencia de los hombres que fueron formados a partir de la luz y la arcilla, según el Corán los yinn fueron creados de un fuego sin humo , debido a esto tienen una naturaleza arrebatada. El texto coránico a veces, identifica a lo yinn con demonios y pone énfasis en su hostilidad hacia los seres humanos. Los yinn son entes de libre voluntad que viven en la tierra, en un mundo paralelo, invisible para la humanidad, de allí su nombre, que proviene del verbo “yanna” que significa esconder u ocultar. No se puede ver a un yinn, pero sí oírlos y tocarlos.
En muchos aspectos los yinn se asemejan a los seres humanos, comen, beben, procrean y mueren, aunque sus vidas son mucho más largas que las nuestras. Al igual que nosotros estarán sujetos a un Juicio Final, llegado ese momento estarán presentes junto a la humanidad y serán enviados al Paraíso o al infierno. Se distinguen de los seres humanos por los poderes, esta condición da para explicar gran parte de los fenómenos que se producen en el mundo. Los yinn residen en bajo la superficie terrestre y acceden al mundo a través de todo lo que conecta los dos planos de la realidad: los pozos, árboles, fuentes, etc. Este acceso al mundo terrenal les permite recuperar parte del espacio del cual fueron expulsados por los ángeles. En el mundo de los hombres residen en baños, fuentes, desiertos, cementerios, ruinas, la oscuridad acompaña sus actos. Los yinn pueden asumir cualquier forma física, se pueden presentar como seres humanos, animales, árboles, etc. También tienen la facultad de poseer los cuerpos y las mentes de otros seres. Para el Islam la veneración a ídolos, es una puerta que se abre para permitir la posesión, ya que los yinn malvados desean que la gente venere a seres diferentes a Dios.
Los yinn son seres peligrosos y deben se evitados, su nombre no se pronuncia en voz alta y se utilizan eufemismos para referirse a ellos. Involuntariamente se las puede molestar debido a su condición invisible, lo que puede causar su cólera y venganza, pero esto, no siempre es la causa de sus acciones, son especialmente amenazantes para las personas que se encuentra en situaciones especiales como mujeres embarazadas, novios, niños recién nacidos o moribundos, ya que son muy vulnerables. Para prevenir la acción de los yinn los seres humanos deben realizar una serie de acciones, como no visitar los sitios en los cuales pudieran residir, especialmente durante la noche. De igual forma, deben recitar el Corán periódicamente en sus casas. El incienso se considera un medio para congraciar su ánimo en caso de visitas inesperadas e incluso prevenirlas. Los seguidores de la religión islámica creen que durante el mes del Ramadan, mes bendito en el que la comunidad musulmana participa colectivamente en el ayuno purificador, los yinn no visitan la tierra, con excepción de la noche del veintisiete, “noche del destino”, es tradición quemar incienso y dejar las luces encendidas para que los visitantes puedan encontrar el camino de vuelta a su morada habitual.
No todos los yinn son iguales, podemos mencionar los denominados “ifrit”, que algunos tienen como genios malignos, suele ser descrito como un espíritu amenazante, compuesto de humo que puede tomar el tamaño que desee, lo cual le permite ocultarse en pequeños recipientes de los que sale de repente alcanzando las proporciones de un gigante. Para algunos estudiosos los “ifrit” pueden resultar bondadosos, esta ambigüedad, no la comparten otros genios. Otro tipo de yinn es el “gut”, que es una especie de ogro que oculta su naturaleza bajo el disfraz de ser humano, aunque siempre es posible reconocerlo por sus pies con pezuñas. Se concentra en los viajeros a quienes devora después de hacerlos perder su camino. Quien enfrente a uno de ellos debe tener presente que tiene que matarlo al primer golpe, porque el segundo le devuelve su vigor.
Conclusiones
Las tres religiones elegidas para estudiar el carácter de los seres sobrenaturales tienen características muy diferentes en cuanto a creencias se refiere, para empezar tenemos el Shinto, que es un religión de carácter animista con una multitud de divinidades que difícilmente puede ser equiparada por la religión Germánica, aún siendo esta politeísta, y mucho menos el Islam, que es una religión monoteísta, cuyo único representante divino es Alá.
Los seres sobrenaturales poseen innumerables diferencias y quizá algunas afinidades entre las diferentes creencias religiosas. Por ejemplo, la religión del Shinto puede ser considerada similar a la religión Germánica en que ambas son capaces de venerar a varios dioses, aunque el número de divinidades pertenecientes a la primera de ellas es prácticamente imposible de medir, ya que los Kami pueden crecer en número a medida que avanza el tiempo, pues hay personas que llegan a ser divinizados, así como también objetos que posean una gran antigüedad. En ambas religiones los dioses son representados de forma similar a la de los humanos, y se les atribuyen algunas de sus virtudes y defectos, pueden hacer el bien o mal, pero generalmente son buenos. Mientras en la religión islámica la representación de Dios en cualquier forma humana es rechazada, Alá es considerado el más bueno y es impensable que pueda actuar mal. Para los musulmanes Alá es omnipotente, mientras en el Shinto y la religión Germánica las divinidades no lo son, en el Shinto los dioses que están en los cielos no saben lo que ocurre en la tierra, y lo mismo pasa con los dioses de la religión Germánica.
La creencias en seres sobrenaturales de otra índole diferente a los dioses también se encuentra marcada sobre todo en la religión Germánica donde abundan cantidades de mitos sobre espíritus, elfos, enanos, valquirias, etc. Los antiguos germanos creían que la tierra estaba habitada por un gran número de seres de esta naturaleza diferente a la humana. En el Shinto todo lo sobrenatural es considerado un Kami, es decir, una deidad. Y finalmente en el Islam donde además de Dios, solo se reconoce la existencia de dos tipos de seres sobrenaturales que son los ángeles, que vendrían a la tierra por mandato de Dios a realizar ciertas tareas, y que en ningún caso podrían ir en contra de sus órdenes y los genios o yinn, dotados al igual que los humanos de libre albedrío, con la capacidad de realizar el bien o el mal.
Para concluir en cualquiera de estas tres religiones la existencia de seres sobrenaturales, ya sean dioses o criaturas de cualquier otro tipo, tiene un significado especial que los lleva a venerarlos, respetarlos o simplemente a temerles.


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